Siempre que pensamos en serpientes, nos viene a la cabeza el veneno mortal que ocasionan sus mordeduras. Pero no todas las serpientes son venenosas. Las anacondas, las más fuertes y musculosas, son especialistas en asfixiar a sus presas.
Las anacondas son serpientes constrictoras y las más grandes del mundo. Viven en climas cálidos y tropicales de América del Sur. Les gusta el agua y son capaces de trepar a los árboles. Aunque no son venenosas, son serpientes muy peligrosas capaces de envolver a grandes animales y asfixiarlos con su cuerpo antes de engullirlos y digerirlos, un proceso que puede durar meses. Sus ataques son extremadamente rápidos: en poco más de 10 segundos ya han sometido a su presa.
Existen varias especies de anacondas, entre las que se encuentran la anaconda verde, la amarilla, la anaconda Beni y la de Deschauensee. Las anacondas verdes son una de las serpientes más grandes del mundo: miden entre seis y diez metros de largo y pueden llegar a pesar 250 kilos. Es una especie de color verde oscuro con puntos negros originaria de América Central y América del Sur. En Madrid, podemos ver a esta sorprendente especie en el Zoo Aquarium.
Por su parte, las anacondas amarillas son más pequeñas que las verdes, llegando a medir tres metros. Tienen escamas amarillas y manchas oscuras de color marrón y negro. Es la serpiente que más tiempo pasa en los árboles. Otra especie menos conocida es la anaconda Deschauensee. Se encuentra en las zonas pantanosas de la isla de Marajó, en Brasil, cerca de la desembocadura del río Amazonas y en los humedales de la Guayana Francesa.
La Anaconda Beni, conocida como la boliviana, es otra de las especies de anacondas más raras y menos conocidas. Con una apariencia muy similar a la anaconda verde, esta especie vive en el río Iténez-Guaporé de Bolivia, donde busca su alimento formado por aves, peces y pequeños mamíferos.