¿Qué tienen en común los águilas, los halcones, los búhos o los cóndores? La respuesta es que todos ellos son majestuosas aves rapaces. Si bien cada animal es diferente, su anatomía, su vista desarrollada o su forma de cazar son algunos de los elementos que les convierten en los depredadores más feroces y extraordinarios de los cielos.
- Un pico curvado y garras afiladas. Las aves rapaces tienen la parte superior del pico grande y curvada hacia abajo. Sus garras son largas, afiladas y curvas, lo que les permiten coger y matar fácilmente a sus presas. Su gran pico también es muy potente. Está adaptado para desgarrar y perforar carne. De hecho, el término "rapaz" proviene del latín rapere, que significa "apoderarse" o "tomar por la fuerza". Una función que hacen a la perfección.
- Gran agudeza visual. La vista de un halcón es siete veces mejor que la de cualquier ser humano. Para las aves, este es el sentido más importante. Esta importancia se refleja en el tamaño de los ojos. Por ejemplo, los ojos de un águila son casi igual de grandes que los de un ser humano, mientras que el águila es un animal de dimensiones más pequeñas.
- Su forma de cazar. Las aves rapaces se alimentan de vertebrados que, en ocasiones, son mucho más grandes que ellas. La carroña también está incluida en su dieta. Entre las aves rapaces encontramos dos grupos: las que cazan de día y las que buscan alimento por la noche. Entre las rapaces diurnas encontramos los halcones, los águilas, los buitres, los cernícalos o los gavilanes. En cambio, aves como el búho o las lechuzas son cazadores nocturnos. Éstas últimas tienen el sentido del oído muy desarrollado y no tienen problemas para volar y cazar en la penumbra.
La mejor forma de descubrir estas facetas que hacen de estos animales unos seres extraordinarios es en la exhibición de aves rapaces que ofrece el Zoo Aquarium de Madrid. Una ocasión única de ver juntos a los depredadores más poderosos del aire.