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El león asiático se diferencia del africano por poseer un tamaño menor, una melena más corta y un largo pliegue de piel en el abdomen. Su pelaje es más espeso, tienen el penacho de la cola más largo y un mechón prominente en los codos. El número de hembras que acompaña al macho es menor que en el caso de los africanos, de 2 hembras frente a 4-6.
Se encuentra clasificado como “en peligro de extinción” por la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Los principales problemas a los que se enfrenta son la endogamia por el aislamiento que sufre la población, las enfermedades, la caza furtiva y la pérdida de su hábitat.
En cierto modo, el león asiático es menos social, suele ir en grupos más reducidos. Esto se debe a que las presas disponibles en el bosque son muy pequeñas y no se necesitan entre ellos para cazar. Las hembras son las responsables de la caza (al igual que en el caso de los africanos). Se alimentan principalmente de antílopes, ciervos, jabalíes, búfalos y a veces también del ganado doméstico que encuentran en la reserva.
Su período de gestación dura aproximadamente entre 100 días y las camadas pueden contener desde 1 hasta 6 crías.