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Solamente se le puede encontrar en Sudamérica, si bien son varios los países en los que se distribuye: Colombia, Ecuador y Perú entre ellos. Puede decirse que el Mono Capuchino es la especie de primate más ampliamente repartida en el neotrópico.
Se adapta a diferentes hábitats y ecosistemas, y posee características distintas a las de sus parientes africanos (entre ellas la nariz, en la que destacan sus muy abiertas fosas nasales). Su larga cola prensil le permite alimentarse, desplazarse y columpiarse en los árboles, donde prefiere mantenerse casi todo el tiempo. Aunque suele apoyarse en las cuatro extremidades, este mono es capaz de adoptar una postura bípeda.
El mono capuchino vive en grupos organizados y dirigidos por uno o varios machos. Las comunidades constan de un número variable, desde los tres a la treintena de individuos (entre machos y hembras adultos, jóvenes y crías). Están muy unidos y cooperan entre sí, bajo una jerarquía que rige su comportamiento: así, mientras se alimentan los machos dominantes, por ejemplo, los de menor rango se encargan de vigilar los alrededores.
Son primates extremadamente habilidosos e inteligentes. Las hembras alcanzan su madurez sexual a los cuatro años y medio, y dan a luz a los siete años. Suelen tener una sola cría, tras una gestación que se desarrolla de 160 a 180 días. Al año y medio, los jóvenes se valen por sí mismos, si bien no abandonan el grupo hasta pasados cinco o nueve años.
Su dieta se basa en frutas, semillas, néctar, insectos, crustáceos, reptiles, huevos de aves y pequeños mamíferos.