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Esta variedad de nutria, como su nombre indica, es la más grande de la familia de las nutrias. Puede llegar a alcanzar casi los 2 metros de longitud y 34 kilogramos de peso.
El cuerpo de la nutria gigante del Amazonas es alargado; sus patas, cortas y gruesas, terminan en grandes pies, provistos de membranas interdigitales que le ayudan a maniobrar y tomar impulso durante el nado lento. Cuando quiere nadar más rápido utiliza la cola, ancha y plana.
Su pelaje es marrón oscuro y muy denso, salvo en la zona de la garganta, donde presenta varias manchas claras.
Su esperanza de vida puede superar los 15 años.
Estas nutrias habitan en ríos, lagos, arroyos y pantanos de los bosques tropicales en Sudamérica. Es allí donde se dedican a despejar grandes áreas de vegetación para construir sus madrigueras.
Es un animal muy sociable que vive en grupos familiares de hasta 16 individuos, formados por una pareja adulta y varias generaciones de crías.
Especialmente ruidosa, activa, curiosa y juguetona, usa un amplio repertorio de vocalizaciones (algunas de ellas las utiliza, junto con excrementos y secreciones glandulares, para marcar el territorio o dar señales de alarma ante una amenaza).
Las hembras paren en las madrigueras, construidas cerca de la ribera del río y los sitios de pesca dan a luz entre una y cinco seis crías, después de una gestación que dura alrededor de 70 días. Machos y hermanos mayores participan en la crianza de la camada, cuya vulnerabilidad aprovechan en ocasiones los caimanes.
La alimentación de estas nutrias gigantes consiste, principalmente, en peces aunque también come cangrejos, serpientes e incluso pequeños caimanes.
La caza furtiva, la pérdida del hábitat, la sobrepesca y la contaminación son los factores que ponen en peligro su existencia.