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El oso pardo (o Ursus arctos) es una especie repartida en varios hábitats, aunque por lo general prefiere vivir en bosques densos, tundras alpinas y valles fluviales. Los osos pardos son los segundos más grandes de todos los osos . La subespecie Kodiak de Alaska es capaz de alcanzar los 600 kilogramos, y solamente es superada en dimensiones por el oso polar.
La amplia distribución geográfica de este oso, que abarca tres continentes, se debe a que es un mamífero omnívoro y capaz de aprovechar todos los recursos naturales. Se trata de un animal inteligente que saca ventaja de cualquier experiencia vivida.
Pese a su aspecto bonachón y plácido, su carácter independiente, nómada y solitario, no es de fiar. Su carácter, variable e imprevisible, hace de él un animal peligroso.
Hiberna en refugios o cuevas de difícil acceso y desarrolla, especialmente, los sentidos del olfato y el oído. Sus crías pesan unos 400 gramos cuando llegan al mundo, en pleno invierno. La madre se encarga de cuidarlas, mostrando un fuerte instinto maternal que incluye comportamientos agresivos (en el caso de que sus cachorros sean molestados). El juego forma una parte importante en la vida de los osos, tanto en individuos jóvenes como entre adultos.
El oso pardo se alimenta de material vegetal y animal: bulbos, hongos, insectos, mamíferos, peces e incluso carroña.